Es curioso: cuando comencé a escribir este blog, en 2005, esta era la manera más popular de comunicarse unos con otros; los comentarios llovían y la interacción era casi en tiempo real. Ahora, con el indecente furor de Facebook, escribir un blog es como volver al pasado, al mundo donde hay tantas voces que no sabemos cuál escuchar y a cuál hacer caso: coloco en san gúgul la frase "número de blogs en el mundo" y me aparece una noticia que Cinco días publicaba hace poco; una noticia según la cual una herramienta del grupo Nielsen llamada BuzzMetrics ya analiza 70 millones de blogs buscando la opinión de nosotros, los consumidores, y declara que por la red circulan tres mil millones (3.000.000.000) de comentarios. Qué barbaridad. En este vómito de opiniones, ¿cómo no refugiarse en la acogedora, averiguadora, excluyente, privada y voyerista red social del Facebook? Allí cada frase cuenta, cada comentario a una foto, cada mensaje, cada escrito en el muro, cada notificación, cada vez que digo en qué ando; todo eso cuenta porque sólo serán mis amigos los que lean mis palabras. En Facebook la gente es más fisgona e imprudente, sí, pero también es más gente, y eso es lo que tiene enganchados a una cantidad enorme de personas, quizá hartas al igual que yo de que los canales de televisión crean que somos tontos y nos inunden de publicidad. Asco, cómo odio la televisión de hoy en día, con las horas que llevo de vuelo televisivo. Y aunque sé que yo no estoy enganchado a feisbú, como todo buen adicto, ya tengo doscientos y pico de amigos, de muchos de los cuales no sabía nada desde 1984 y nos saludamos como si tal cosa. Me gusta Facebook por dos razones: porque sirve para saber dónde anda la gente que alguna vez se relacionó conmigo (pero sin atosigar, por favor), y porque las noticias y opiniones corren más ligeras de equipaje, sin censuras ni publicidad. En el fondo, creo que lo que buscan todas estas cosas de Internet, desde el añorado ICQ y los chats de Yahoo hasta el twitter, facebook y lo que venga, es sacar a flote la esencia de esta vaina: un lugar libre, sin puertas y donde la información llega limpia de maquillaje desde el que la emite hasta el que la recibe. Y la apariencia de eso engancha.
©El cuaderno de Taganga, 2005, 2006, 2007, 2008
44 comentarios:
Mucho tiempo sin saber de usted, don Taganga.
Y qué buen y justo texto sobre el Carelibro. La pregunta es sencilla: ¿Dónde se están moviendo las conversaciones? Y sí, el terreno se nos hizo más amplio que los blogs y los chats.
Facebook es la revista Hola de nosotros el proletariado.
me morío de risa con lo de "carelibro", qué buen nombre, debería ser el oficial en español. Las conversaciones se mueven por donde van los intereses de la gente, no donde ordenan los "organizadores". Que se fuñan.
Y sí, aquí regreso, a ver cuánto me dura la fiebre. ¡saludos!
Estoy de acuerdo, yo también añoro el ICQ, aún lo mantengo en mi PC, pero ya nadie de mi entorno lo usa....
Facebook, los blogs, los chats...¿una estrategia de libertad? Puede ser...o una democratización de la falta de pudor, llena de fotos de barrigones en la playa, niños comiéndose los mocos, autores invitando al bautizo de sus libros, escritoras revelando el número de años que han pasado desde que son madres, vomitinas públicas...
No lo sé. La verdad es que no lo sé. ¿Es esto mejor que la tele, o es sólo un gran hermano pequeñito?
en el fondo, anónimo, todo es un pequeño gran hermano, todos quieren estar dentro..
jejejeje...pero como el el libro de Lázaro Álvarez...Vivir afuera...
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