foto de Williams Marrero
Hoy, a la pregunta de la periodista de El Nacional, Cecilia Caone,
¿Trabajarían sólo para una parcialidad política y no para la sociedad?,
Alberto Müller Rojas, general de división en situación de retiro, ex embajador y ex gobernador y uno de los hombres fuertes del chavismo, responde esta perla digna del más puro Goebbels o del Franco victorioso de los primeros años de su siniestra dictadura:
«Siempre es así, en cualquier Estado del mundo. La Fuerza Armada está a la orden de la parcialidad política que controla el poder del Estado y no puede estar neutra frente a la posición de esa parcialidad política. Lo demás es hablar paja. Imagínate que los soldados israelíes, que siguen la política del Presidente de Israel, dijeran que es inconstitucional y contra los derechos humanos, y entonces no la siguen porque alegan que son institucionales. Imagínate qué significaría eso para el Estado de Israel. El que se interprete el término de institucionalidad desde esa perspectiva de neutralidad es simplemente un absurdo. Además, en la naturaleza de la institución militar, cuya esencia es hacer la guerra, ésta tiene sólo un único objetivo: la imposición o mantenimiento de un orden político. Las bandas armadas que existan sin una finalidad política son delincuentes.»
Y después que me digan por qué la mayoría de los venezolanos nos oponemos con tanto ahínco a esta epidémica locura que nos ha tocado en desgracia padecer.
«Siempre es así, en cualquier Estado del mundo. La Fuerza Armada está a la orden de la parcialidad política que controla el poder del Estado y no puede estar neutra frente a la posición de esa parcialidad política. Lo demás es hablar paja. Imagínate que los soldados israelíes, que siguen la política del Presidente de Israel, dijeran que es inconstitucional y contra los derechos humanos, y entonces no la siguen porque alegan que son institucionales. Imagínate qué significaría eso para el Estado de Israel. El que se interprete el término de institucionalidad desde esa perspectiva de neutralidad es simplemente un absurdo. Además, en la naturaleza de la institución militar, cuya esencia es hacer la guerra, ésta tiene sólo un único objetivo: la imposición o mantenimiento de un orden político. Las bandas armadas que existan sin una finalidad política son delincuentes.»
Y después que me digan por qué la mayoría de los venezolanos nos oponemos con tanto ahínco a esta epidémica locura que nos ha tocado en desgracia padecer.