Los gatos negros han venido al mundo para vigilarnos. Pero vigilarnos como ángeles de la guarda, no como policías o enfermeros de psiquiárico, aunque no son pocas las veces en que los gatos negros opinan que estamos verdaderamente locos.
Por ejemplo, Siro, ese gato ya famoso en este blog y cuyo portafolio fotográfico crece día a día, espera siempre a que yo me siente a la mesa a comer para dedicarse a engullir sus pepitas alimenticias de pollo deshidratado; hasta que no se asegura de que yo me procuro alimento, él no se está quieto. Y me llama, y me reclama, y choca su cabeza contra mi pierna, como empujándome hacia el desayuno. Cualquiera podría pensar que se trata de la actitud egoísta propia de los felinos hambrientos, pero yo sé que Siro lo que quiere es cuidarnos, como corresponde a todos los gatos negros del mundo, que para eso han venido a la tierra. Como bien lo demuestra Neil Gaiman en su Criaturas de la noche, un esclarecedeor documento para saber de qué nos protegen los gatos oscuros y por qué la cultura popular los relaciona con el demonio y la mala suerte, como si el diablo y el hado tuvieran algo que ver. Como no sea por parentesco a través del señor del sueño y Calíope, no sé cómo.
Por ejemplo, Siro, ese gato ya famoso en este blog y cuyo portafolio fotográfico crece día a día, espera siempre a que yo me siente a la mesa a comer para dedicarse a engullir sus pepitas alimenticias de pollo deshidratado; hasta que no se asegura de que yo me procuro alimento, él no se está quieto. Y me llama, y me reclama, y choca su cabeza contra mi pierna, como empujándome hacia el desayuno. Cualquiera podría pensar que se trata de la actitud egoísta propia de los felinos hambrientos, pero yo sé que Siro lo que quiere es cuidarnos, como corresponde a todos los gatos negros del mundo, que para eso han venido a la tierra. Como bien lo demuestra Neil Gaiman en su Criaturas de la noche, un esclarecedeor documento para saber de qué nos protegen los gatos oscuros y por qué la cultura popular los relaciona con el demonio y la mala suerte, como si el diablo y el hado tuvieran algo que ver. Como no sea por parentesco a través del señor del sueño y Calíope, no sé cómo.