Hablan poco los árboles, se sabe.
Pasan la vida entera meditando
y moviendo sus ramas.
Basta mirarlos en otoño
cuando se juntan en los parques:
sólo conversan los más viejos,
los que reparten las nubes y los pájaros,
pero su voz se pierde entre las hojas
y muy poco nos llega, casi nada.
Es difícil llenar un breve libro
con pensamientos de árboles.
Todo en ellos es vago, fragmentario.
Hoy, por ejemplo, al escuchar el grito
de un tordo negro, ya en camino a casa,
grito final de quien no aguarda otro verano,
comprendí que en su voz hablaba un árbol,
uno de tantos,
pero no sé qué hacer con ese grito,
no sé cómo anotarlo.
Eugenio Montejo (Venezuela, 1938-2008)
351. Los árboles
©El cuaderno de Taganga, 2005, 2006, 2007, 2008
4 comentarios:
Qué triste, Juan...
Un abrazo con árboles
Los árboles, los árboles, los árboles...
(triste, muy triste tarde de viernes)
jc.méndez guédez
Ahora sí es verdad que se han quedado callados los árboles...
impresionante, querido JC.
No conocía a este bueno de Eugenio Montejo.
Abrazo,
M
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